En una pequeña fábrica improvisada en el patio de su casa, Matías Di Tomaso y su padre, Gabriel, dieron vida a una idea simple pero poderosa: una estufa que no necesita gas ni electricidad, solo alcohol.
Lo que empezó como una respuesta casera ante tarifas impagables, hoy es un invento con potencial para cambiar la forma en que los argentinos calefaccionan sus hogares.
La estufa, desarrollada bajo la marca Di Tomaso Design, funciona con alcohol etílico al 96%, un combustible renovable y accesible en el país. Sin conexiones, sin instalación y sin emisiones tóxicas, esta alternativa representa una solución concreta frente al alto costo energético y la preocupación ambiental.
«La idea surgió en 2017, cuando las boletas de gas y luz se volvieron imposibles de pagar. Empecé a probar con alcohol, algo que en ese momento parecía una locura», recuerda Matías.
Fuente: Economía Sustentable