La Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) reveló un dato realmente alarmante: la mitad de las superficie terrestre del planeta está cerca de convertirse en desierto no cultivable.
¿Qué quiere decir esto? Que el planeta está pasando por un proceso de desertificación, es decir, la degradación de la tierra que provoca la pérdida de productividad biológica y económica, convirtiéndola en un desierto. De hecho, el 40% de las tierras del mundo ya se encuentran degradadas, según la CNULD.
Si bien el cambio climático, el pastoreo excesivo, la deforestación, la expansión urbana y las prácticas agrícolas insostenibles son factores claves para que esto suceda, no hay que olvidarse de las sequías. Este fenómeno es el responsable de la crisis mundial ecológica, junto con el calor extremo, que provocan la escasez del agua y lleva a la degradación del suelo y la pérdida de cultivos y vegetación.
En relación con este fenómeno, se prevé que el 2024 sea el año más caluroso jamás registrado, además de que se espera que la sequía afecte al 75% de la población mundial en 2050, según un estudio publicado por la ONU. Esto se debe a que la escasez de agua no hace más que agravar los impactos de la deforestación, además de que el descenso de la cantidad de árboles implica una menor cantidad de raíces que fijan el suelo, evitando la erosión.
Fuente: Noticias Ambientales