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Lanús Oeste - Buenos Aires

Esta semana, Argentina enfrenta uno de los mayores desafíos en términos energéticos y climáticos. La mayorista eléctrica Cammesa ha informado que, debido a la intensa ola de calor, se espera que la demanda eléctrica alcance un récord histórico de 29.622 MW de potencia.

El día más crítico sería el jueves, con temperaturas previstas de hasta 37 grados centígrados en la Ciudad de Buenos Aires, el epicentro del consumo eléctrico nacional. Sin embargo, martes y miércoles también prometen ser jornadas de alta exigencia para el sistema, con picos de demanda que podrían desatar problemas en toda la red.

El impacto ambiental y la fragilidad del sistema

La situación expone una vez más la vulnerabilidad del sistema eléctrico argentino frente a eventos extremos exacerbados por el cambio climático. El calor sostenido genera recalentamiento de los cables y fallas técnicas en dispositivos, complicando la distribución de energía. Además, la generación se encuentra al límite de su capacidad, con muchas máquinas fuera de servicio en un momento crítico.

La reciente crecida del Río Atuel, causada por una tormenta en el sur de Mendoza, inundó el complejo hidroeléctrico Los Nihuiles, dejando fuera de funcionamiento a dos de sus centrales. Este evento, que podría estar vinculado a fenómenos climáticos extremos, subraya cómo la infraestructura energética también es vulnerable a desastres naturales.

Un modelo energético en jaque

El aumento en la frecuencia y la intensidad de olas de calor pone en jaque un sistema que depende en gran medida de fuentes térmicas y de infraestructura que no está adaptada a las demandas de un clima cambiante. Esto plantea preguntas urgentes sobre la transición hacia fuentes de energía más sostenibles y resilientes.

En este contexto, la dependencia de combustibles fósiles no solo contribuye al cambio climático sino que también deja al país expuesto a crisis energéticas recurrentes. La necesidad de diversificar el mix energético e invertir en renovables se vuelve crucial, no solo para mitigar emisiones sino también para garantizar un suministro estable y confiable en el futuro.

Hacia un enfoque sostenible

La proyección de Cammesa indica que el viernes, con la llegada de lluvias, las temperaturas disminuirán y aliviarán el sistema eléctrico. Sin embargo, esto no debe desviar la atención de la necesidad de planificar un modelo energético sostenible que pueda enfrentar eventos extremos sin comprometer el suministro.

Es urgente que el gobierno y las empresas energéticas trabajen en un plan de acción que contemple tanto la adaptación climática como la transición hacia energías limpias. Solo así se podrá garantizar un sistema eléctrico robusto y amigable con el medio ambiente, capaz de resistir los desafíos de un futuro cada vez más incierto.

Fuente: Futuro Sustentable

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