La crisis climática se evidencia a través de fenómenos extremos cada vez más frecuentes en la Argentina y en el mundo. En el caso del país, en los últimos quedó claro que no da tregua y es necesario accionar.
En este contexto, Greenpeace alertó sobre la “alarmante degradación de los ecosistemas” y en la salud del planeta en general. Además, las consecuencias afectan directamente a la vida de las personas.
Crisis climática: lo más urgente
Según enumeró la organización, la pérdida de bosques, el retroceso de los glaciares y la intensificación de la crisis climática se entrelazan en una problemática que urge atender.
En esa línea, a partir del Día Internacional de los Bosques, el Día Internacional de los Glaciares (21 de marzo) y el Día Internacional del Clima (26 de marzo), exige acciones concretas para enfrentar la emergencia ambiental.
En los últimos meses, incendios forestales y temporales extremos causaron estragos en distintas provincias, como recientemente en Bahía Blanca.
Según datos oficiales preliminares, en la región de los bosques andino patagónicos de Argentina, este verano los incendios arrasaron con, al menos, 55.962 hectáreas.
“Son los más graves incendios forestales de las últimas tres décadas en la región, dejando un daño que demorará más de 200 años en recuperarse”, señaló Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace Argentina.
En paralelo, en Bahía Blanca quedó en evidencia la falta de preparación de las ciudades ante lluvias extremas: en menos de 12 horas cayeron más de 300 milímetros de agua. Lo que provocó muertes, evacuaciones masivas y la destrucción de infraestructura clave.
“La crisis climática está aquí y sus impactos son devastadores. Lo que ocurrió en Bahía Blanca es una prueba clara de cómo el deterioro ambiental puede volvernos más vulnerables”, afirmó Matías Arrigazzi, integrante del equipo de campañas y especialista en biodiversidad y cambio climático de Greenpeace Argentina.
“La deforestación y la destrucción de ecosistemas claves para la regulación del ciclo del agua funcionan como aceleradores del cambio climático, agravando el riesgo de inundaciones y sequías extremas y más frecuentes”, agregó.
“La pérdida de bosques nativos en el norte del país fue de cerca de 150.000 hectáreas durante 2024, en Santiago del Estero, Chaco, Formosa y Salta, representando un 10% más que el año anterior”, detallaron en la organización.
Fuente: Noticias Ambientales